9/01/2007

EL TIEMPO PASA O SOMOS NOSOTROS LOS QUE NOS PASAMOS

No nos damos cuenta, pero en poco tiempo como cambia la vida, como cambiamos las personas.
Hace unos 10 años, cada vez que puedo, voy a pasar unos días a un apartamento al lado de la playa.
Las personas que van a veranear son las mismas cada año, incluso algunas viven alli.
Cuando las conocí, algunas ya eran mayores, otras eran de mi edad y con hijos de la edad de las mias, pero nunca te paras a pensar que el tiempo va pasando. Esas niñas que jugaban con las mias en la plaza, están hechas unas mujercitas y casi no las reconoces, evidentemente, las mias también han crecido, pero al verlas a diario no lo aprecias tanto.
He pasado unos días sola, cosa que no suelo hacer, pues siempre viene alguien conmigo, y en esos días como es normal tienes tiempo de darle un repaso a tu vida. Las primeras hora de soledad, el mundo se me vino encima y me hinche a llorar, sin entender bien el porque.
El 28 de julio, sábado, fué el primer día que estuve sola, había luna llena y después de romperme la cabeza pensando y pensando, decidí seguir haciéndolo en la orilla del mar, viendo el resplandor que deja la luna en él, !es precioso!, había varias personas pescando o por lo menos esa era su intención.
Me senté en la arena, tomé aire y mirando hacia la luna y oyendo el sonido de las olas, me entró tanta serenidad y paz, que parece que vi claramente lo que tenia que hacer con mi vida.
Cuando decidí volver al apartamento, sobre las 12, delante mio iba un matrimonio vecino y vuelvo a lo del principio, !hay que ver como cambiamos!.
Este señor, era el mas amable, el mas caballero de toda la urbanización, cuando te veia después de mucho tiempo, te saludaba muy cordialmente y te besaba la mano. Digo era, porque ahora tiene alzheimer y aunque te saluda con mucha educación, en su mirada se nota que no sabe quien eres, pero te sonrie con cariño.

Si, la vida es un ciclo y mejor vivirlo muchos años, que no quedarse en el camino, pero no deja de ser duro el ver y el pensar que el tiempo pasa por todos por igual y uno no sabe cual será su final.
Espero que mi final tarde mucho, yo, por lo menos no cojo turno y así poder compartir con todos vosotros mis momentos buenos y no tan buenos, !si no os importa claro!


P.D. Esta noche también hay luna llena. He estado contemplándola en la orilla del mar de nuevo, pero esta vez, no me ha hecho falta coger aire, esta vez me he sentido acompañada de todos vosotros, me he sentido acompañada por "TI".

7 comentarios:

Anónimo dijo...

…el tiempo y nosotros caminamos de la mano y nos resistimos a reconocer esa compañía…y es que el tiempo parece remar en nuestra contra y cuesta trabajo ver todo aquello que nos deja, como restos o simiente de sueños, cuando la marea vuelve a refugiarse entre los recuerdos.

Por eso…por todo lo que la vida nos presta sin recibos ni facturas…pasear sobre la arena de una playa y ver como la luna tiñe de claroscuros tus huellas…es una manera hermosa de dejarse llevar por el rigor de las horas.

Besos ibicencos

reikiaduo dijo...

Resumimos lo que hemos sido. Con enfermedad neurológica y todo, ese anciano que ya no sabe quien eres, te sigue sonriendo, porque esa cortesía impregnó toda su vida

Otros casi, casi, muerden

@Igna-Nachodenoche dijo...

Ay de esa enfermedad que nos vuelve niños, y de esas noches solitarios donde asoman nuestras cavilaciones mas internas.

Para cavilar, se pasa la vida al mismo tiempo que pasa el tiempo, y nos pasamos nosotros.

Un abrazo.

Blog de alma dijo...

Pasamos por la vida y la vida pasa por nosotros.

El Navegante dijo...

En ek instante que editaste éste post, hacía pocos días que la contramestre abandonó el barco, y a su capitán, luego de 30y tnaots años de travesías.
De allí el cometnaior qeu seguramente leerás en lo de Carmen.
No acostumbro a hacer ésto, pero lo mejro qeu peudo comentarte sobre tu profunda reflexión, es dedicarte con todo mi cariño, sin que lo tomes como un posteo dentro del tuyo, este viejo poema que algún día escribÍ.

HOY QUISIERA

Hoy quisiera aprisionar el tiempo,
que se va deslizando entre los dedos de la existencia
para nunca volver.
Escuchar en ese sitio detenido, una melodía preferida,
la voz de quien precederá mi vida,
oír al mar y las gaviotas dialogando cuando amanece,
contemplar la imagen de quien me ama y zambullirme en el ocaso de su ser.
Tal vez en ese punto inmóvil del universo, cuando la eternidad de ese segundo logre capturar,
pueda descubrir la esencia del por qué somos, por qué existimos,
por qué vivimos inmersos en la vorágine cotidiana
sin darnos cuenta que debemos detenernos
y evitar deslizarnos entre los dedos de la existencia ,
para nunca volver.

Con todo mi cariño y las disculpas pro la extensión

celemin dijo...

De vez en cuando es bueno pararse y mirar al cielo, de día y de noche para dentro de nuestra insignificancia sentirnos grandes.

Anónimo dijo...

Hace tiempo que no visito el mar, allí al atardecer y sentado en una roca no solamente se escuchan los sonidos de la naturaleza, también acuden a nosotros nuestras vivencias, nuestros recuerdos y al menos en mi caso siento una enorme paz.
Ahora visito el Pirineo y por las noches me pasa lo mismo, oigo el susurro del río, las aves nocturnas que se llaman unas a otras y recuerdo con nostalgia mis años mozos.
Saludos